Hoy en día el consumidor está acostumbrado a recibir información continuamente, cada vez es más difícil sorprenderle. Las marcas luchan por diferenciarse, por ofrecer un valor añadido y una experiencia para el consumidor. Por ello, muchos están optando por la técnica del marketing de guerrilla.
Una buena idea, llevada a cabo en un gran escenario, puede darnos muy buenos resultados. Un ejemplo de ello, es la campaña llevada a cabo por Ikea en el metro de París. Como se observa en la imagen, la marca ambientó la parada del metro con sus productos, simulando una sala de estar. Dispuso sillones, lámparas, y grandes carteles en los que su logotipo quedaba patente. Con esta campaña, consiguieron ser más visibles ofreciendo algo diferente al consumidor. Lograron introducirse en su entorno cotidiano, aportando un sentimiento positivo y creando expectación.
Arriesgar es posible con una buena estrategia y unos objetivos claros. Debemos diferenciarnos y optar por ofrecer algo más al consumidor.